1972

JESÚS VILLAPASTUR
La Voz de Asturias
Oviedo, 3 de marzo de 1972

Naturaleza muerta, 1963.
Óleo/tabla. 33 x 41 cm

En la galería Tassili, de nuestra ciudad, expone actualmente Manuel García Linares. Vuelve el pintor después de tres años de ausencia de Oviedo, y vuelve, sin abandonar sus conocidas directrices, más dueño de sus medios expresivos, depurados y aquilatados, tanto en concepto como en técnica. García Linares es ya una de las más estupendas realidades pictóricas asturianas, avalados sus méritos con los triunfos de varias exposiciones celebradas dentro y fuera de España.

Aumentar Su pintura, de recio expresionismo, aparece humanizada casi siempre con designios de comunicación. Posiblemente no halla otro pintor que ofrezca al espectador tantas oportunidades de interpretación, ancladas todas ellas en "realidades tangibles" como las que descubrimos en sus cuadros. Linares organiza en esos cuadros esquemas ilustrativos, cargados de múltiples sugerencias y abiertos en todos los casos a la emotiva receptividad del contemplador. La proyección afectiva es, sin duda, la nota más constante de su quehacer.

Sus cuadros, sólidamente construidos, exactos y simplificados de trama, se apoyan preferentemente en la justeza expresiva -y tonal- de las manchas, armonizadas siempre en una amplia orquestación de grises coloreados, finamente matizados, que llegan en ocasiones a las proximidades de la saturación, con predominio de azules, verdes, rojos y sienas. Su actual exposición nos muestra, por otra parte, un considerable enriquecimiento cromático con relación a las anteriores.

Las obras que contemplamos en Tassili, con su gran variedad temática -paisajes, escenas costumbristas, mascaradas, desnudos, retratos- , exhiben una gran unidad estilística y muy parecido valor pictórico. De ahí que el señalar preferencias obedezca, únicamente, a nuestro gusto personal. Creemos, sin embargo, que la libertad de factura y la eficacísima valoración de los blancos que encontramos en el cuadro titulado "Ventana", de fina ambientación sentimental, lo singularizan, de igual modo que la sencillez, la ternura y la valentía colorística que admiramos en "Niño en azul y rojo" lo singularizan también en la obra total de este singular y estupendo pintor.

JOSÉ DE VILLAR
El Nuevo Día
San Juan de Puerto Rico, 30 de diciembre de 1972

Madrid, 1964.
Óleo/tabla. 54 x 38 cm

Asturias ha sido siempre tierra de grandes pintores. Pero casi todos los máximos exponentes de esta actividad artística han pecado de localismo exagerado. Apenas han salido de su región y muchos de ellos han venido a ser conocidos y admirados a escala nacional cuando ya habían pasado sus mejores años. García Linares ha roto con esto y, aunque éste de ahora es su primer salto sobre el Atlántico, su deambular por Europa es frecuente y amplio.

Y vamos a su muestra. Creemos que en arte, hoy como ayer, lo fundamental es el genio del artista, sea cual fuere el camino para realizar sus creaciones.
García Linares ha escogido la senda de un franco y rotundo expresionismo, sin concesión a las florituras. Si, como generalmente se admite, el expresionismo se propone representar estados afectivos, inquietudes y emociones con absoluta libertad, concluiremos que García Linares está totalmente identificado con esta escuela: despreocupación casi absoluta por la forma pura, supeditándolo todo a la expresividad de un gesto o un rasgo, suficientes por sí solos para darle a la obra espontaneidad, contenido y acabado (...)

 
Casi sin hacerse presente, se adivina más que se ve la atmósfera húmeda y fría de su Asturias natal. Hay plasticidad, a la vez que una gran seriedad y discreción en los colores, generalmente sobrios. Impresiona por su solidez y autoridad. Y detrás de la estructura de la composición, muchas veces distorsionada a propósito, se adivina un magnífico dibujante.
Estamos, pues, ante un pintor serio, vigoroso, que conoce bien su arte. Auténtico y vertical como el abrupto paisaje asturiano. Tanto su prometedora juventud -apenas treinta años- como su dedicación y estudios constantes nos hacen prever días de gloria para Manuel García Linares.